Así funciona este "Gran Carnaval". Los que se frotaron las manos vendiendo "humo" en verano, son los mismos que ahora buscan culpables por las esquinas y disparan contra los cadáveres deportivos, apostados en sus trincheras de opinión. Así funciona el negocio del nuevo periodismo deportivo, a caballo entre un sudoku indescifrable y la prensa del corazón. Un periodismo de bufanda, colores y motines de opereta, que alimenta la confusión a pasos agigantados. Al punto de que hay quien confunde el "Marca" con la revista "Hala Madrid" y el "As" con el pravda oficial del equipo madridista. Y así le luce el pelo al mejor club del Siglo XX, el Real Madrid. Un club que ha caído en la desgracia de ser fagocitado hasta el tuétano por el monstruo de propaganda que él mismo ha consentido. Al Madrid le jalean si gana y el crujen cuando pierde. Siempre ha sido así, porque la universalidad del Madrid lo exige, pero nunca se había traspasado el umbral del mal gusto y la permanente falta de respeto, El "favor con favor se paga" ha dado paso a un azote en plaza pública con nombres, apellidos, jucios sumarísimos y un tsunami mediático cainita y revanchista. El equipo merengue malvive en una jaula con barrotes de oro, entre la chapa con autógrafo de Kaká y el edredón oficial de Guti, sometido a un extraño vínculo donde los mismos que le lavan los pies con agua de rosas, le corren a gorrazos. A esta especie de prensa, carnívora por naturaleza - periodista sí come carne de periodista-, el argentino Daniel Alberto Pasarella le tomó la medida cuando bautizó a los fenómenos como "los invictos". Tuvo el dardo en la palabra, porque ese tipo de periodistas nunca pierde. La victoria ajena, la hacen suya. El fracaso de los demás, por descontado, es su triunfo. Ellos, faltaría más, ya habían profetizado el sonido de las trompetas que anunciaban el Apocalipsis. Para los corifeos de la prensa Lewinsky sólo existe una verdad absoluta, la que venda más periódicos y arme más ruido.
Si en verano hay que vender periódicos como rosquillas, prima el periodismo de amistad y se procede a la espiral de reportajes amables para concienciar al personal de que los pedos de un equipo - esta vez el Madrid- huelen a "Barón Dandy". Si hay oposición y escollos en el camino, existen recursos y debates populistas para que la opinión prime sobre los hechos. Y afloran innovaciones contemporáneas, como la del Villarato, copyright de Alfredo Relaño (magnífico periodista poseído por un personaje ficticio), surgido para recortar lectores a la competencia. Cuando no hay árbitros que culpar ni polémicas que encender, llega la hora de la verdad. Y entonces su caballo ganador - en este caso, el Madrid- se cae en el primer obstáculo y se disparan las alarmas. El Madrid, número uno en ventas, se autodestruye sin motivo aparente. Entonces el rodillo gira y lo que eran lametones se vuelven bofetones. Y su apuesta, en esta caso el Real Madrid, en la piel de sus directivos, entrenador y jugadores, resulta azotado sin piedad. De esa guisa, los pesebreros se convierten en inquisidores. Y quien era estrella, ve las estrellas. Entonces, cuando ya es demasiado tarde, caen en la cuenta de que la venta de teorías de la conspiración y artículos forofos es directamente proporcional a la decepción mayúscula que provoca cada derrota del Madrid. Y cuando el Madrid cae en desgracia, llega el descabello. El Madrid queda relegado al papel de preservativo barato. A un simple "usar y tirar". Y se abre un nuevo "modus operandi". Los que escribían con pasamontañas, formaban la cofradía del lametón y relataban conjuras que ni ellos mismos creían, retoman su fervorín y entonan ahora el "sálvese quien pueda", la hecatombe, la catástrofe y el este cuento se acabó.
Juez y también parte, los cofrades de la prensa Lewsinky borran de la faz de la tierra sus loas, chanzas y vítores a la cusa madridista. Y cuando el tren ha descarrilado, se bajan en marcha para salvar esa parte donde la espalda pierde su casto nombre. Es una huída hacia delante. Sálvese quien pueda. Las mujeres y los directores de periódico primero. Nuevo objetivo, "Operación tierra quemada". Una cruzada anti-sistema donde no importan las soluciones, sino los culpables. A falta de héroes, también vende señalar a villanos. Si no hay Gutis que ensalzar ni Ronaldos que loar, siempre viene bien tener Pellegrinis que fusilar y Kakás que ejecutar. Que parezca un accidente. Un resultado, sólo uno, tornado los besos de tornillo en una caza de brujas.
Valdano fue valiente al denunciar que "los tiempos del club no son los del periodismo". Pero la práctica deja en mal lugar el deber ser. Mientras cierto sector de la prensa se ponga el pasamontañas, escriba con bufanda y se marque editoriales judeo-masónicos, el Real Madrid seguirá viviendo en una burbuja, víctima del halago y el peloteo, pero víctima también de la la humillación en el fracaso. A las pruebas conviene remitirse: En una semana, el periodismo Lewinsky ha travestido al mejor Real Madrid de la historia y aspirante a todo, a ser una banda donde existe un culpable de todo, el entrenador. Sólo dos horas después del batacazo europeo del Real Madrid, el antaño prestigioso y sensacional "Marca" dejaba su papel de periódico deportivo y daba paso a una crónica de sucesos. Sólo 24 horas después, "Marca" se ha transformado en la Fiscalía del Estado. A bote pronto, los lectores nos desayunamos con encuestas de encargo, revisadas por alguna mano que mece la cuna y el video-blog. La primera: "¿Qué crack debe fichar Florentino para el año que viene?". La segunda: "¿Qué entrenador ficharía para el Real Madrid para la próxima temporada?". La tercera: "¿A qué jugadores del Real Madrid les daría la baja para el año que viene?". Tres encuestas capaces de hacer vomitar a una cabra, destinadas a hacer sangre. Se ve que el del video-blog no tenía suficiente con la carnicería humana de su portada - dicen que también de encargo pero no me lo quiero creer- dedicada a Pellegrini, que decía: "FUERA. Adiós Champions, adiós Pellegrini".
Allá cada quien con su negocio, su forma de entender el periodismo y por supuesto, son su libertad de expresión. Pero una vez aceptado barco como animal acuático, resulta que la policía no es tonta, que empieza a calar de qué va esta película y que pasar de éxtasis a hecatombe en 24 horas no resulta digerible ni admisible para los que saben leer y escribir. Puestos a ejercer esa libertad de prensa y de expresión, en igualdad de condiciones por supuesto, lo que pide el cuerpo no es mirar hacia otro lado. Me pregunto qué pensaría el director de lo que queda de "Marca" si la web oficial del Real Madrid propusiera estas encuestas: "¿Qué crack debe fichar el "Marca" para ofrecer más calidad a sus lectores?" (Jimmy Giménez Arnau o el doctor Bartolomé Beltrán no valdrían, porque ya ejercen). A esa podría seguir otra: "¿Qué director ficharía usted para el "Marca" el año que viene?". Y podría cerrar la tercera, preguntando al personal algo así como "¿A qué señores del "Marca" les daría usted la baja el año que viene?". En esta, en vez de aparecer los nombres de Drenthe, Higuaín o Raúl, por ejemplo, aparecerían los de Eduardo Inda, Roberto Gómez o Leticia Sabater, por poner otros ejemplos. Por supuesto, la web del Real Madrid debería hacer estas encuestas una vez que su boletín oficial, el que se entrega antes y después de cada partido, le hubiera dedicado la portada del mismo al señor Eduardo Inda - contra el que no tengo nada ni conozco de nada- bajo el titular acusador de "Fuera. Adiós Marca, adiós Inda".
Hasta entonces, seguirá la sangría de despropósitos, golpes bajos, insidias y faltas de respeto. Seguirá la trituradora y empaladora humana para los héroes que, cuando ya no sirven, se convierten en villanos. Seguirá habiendo barra libre para que los corifeos y palmeros. Seguirán elevando a los altares a los mitos para, una vez caídos en desgracia, disparar a su cadáver todavía caliente. Los miembros de la Yihad periodística Lewinsky, en estos tiempos que corren, seguirán campando por sus respetos. Destruirán y elevarán a presidentes. Ficharán o cesarán entrenadores. Renovarán o lapidarán a jugadores. Lo harán porque lo que ellos dicen va a misa. Tienen el poder y la impunidad para anteponer su opinión a los hechos. Tienen el poder que sus empresas les han otorgado y el que los profesionales del fútbol les ha regalado. La receta: agua, barro y basura, crían buena verdura.