Por tu gol del Aguanís en Tokio, por el de tu primer derbi ante el Atleti en el Bernabéu, por el de Barcelona en el que silenciaste el Camp Nou, por el de París burlando a Cañizares y Djukic, por tu golazo en el Calderón partiendo la cintura a Superlópez, por el que clavaste a Bonano desde fuera del área en la semifinal de Champions ante el Barça, por tu hat-trick al Ferencvaros en tu arranque europeo a lo grande, por tu gol de pícaro al Bayer Leverkusen que abrió la lata de la Novena, por tu doblete en Old Trafford en la noche mágica de tu 'hermano' Redondo, por tus tres chicharritos en el Pizjuán cuando ya te daban por acabado, por aquel 4-2 a los culés en el que jugaste con la ceja partida y la sangre brotando mientras te partías el alma por cada balón...
En suma, te doy las gracias en nombre de una legión irreductible de madridistas que no nos resignamos a perderte para siempre. De hecho, has logrado que Digital+ dispare su bolsa de abonados porque esta temporada todos vamos a ser infieles durante dos horas a nuestro verdadero amor, que es el tuyo: el Madrid. En esas dos horas libertinas nos enchufaremos al televisor para ponernos la camiseta del Schalke 07, como bien lo rebautizó mi colega Elías Israel. Tus fallos nos quitarán el apetito, tus goles nos pondrán como una moto. Te has ido pero sigues aquí, a nuestro lado. Te sentimos cerca, con esa mirada de león enjaulado que te ha convertido en uno de los grandes de la historia. Raúl, te llevas parte de nuestro corazón. Siempre fieles, capitán.
