La firma de Mesut Özil como nuevo jugador del Real Madrid quedó ayer plasmada en el Santiago Bernabéu. El jugador alemán es una petición expresa de Mourinho, consciente de que se trata de uno de los futbolistas con mayor progresión del panorama internacional. Sus cualidades técnicas, su prometedor futuro y su actuación en el Mundial le habían convertido en una de las piezas más codiciadas en el mercado de fichajes, no en vano, era pretendido por media Europa.

El acierto de esta incorporación queda constatado al comprobar cómo el Barcelona intentó, hasta el último minuto, que la operación no llegara a buen puerto. El club catalán trató de convencer, por todos los medios, a Özil para que vistiera de azulgrana y no de blanco. Las leyes de libre mercado le legitimaban para hacer llegar al Werder Bremen su propia oferta, así como mejores condiciones contractuales al jugador. Pero, siempre que fuera de frente y sin artimañas. Sólo así sería aceptable que el Barça insistiera tanto en hacerse con los servicios de un crack de la talla de Özil. Aunque dicha oferta era a su vez extemporánea al producirse cuando el Madrid ultimaba su acuerdo.

Sus pretensiones pincharon en hueso por la enorme personalidad del jugador alemán, fiel a su palabra. Ni el cheque en blanco que le ofrecieron desde la Ciudad Condal le quitó de la cabeza su idea de militar en el Madrid. Y así de claro lo dejó en sus primeros minutos en su nuevo club: “¿El Barça? Yo vengo al mejor club del mundo”.

Özil nunca quiso ir a otro equipo. Sólo pensaba en enfundarse la zamarra blanca. El hecho de trabajar a las órdenes del mejor entrenador del mundo fue un acicate más para poner rumbo al Bernabéu. La afición ya sabe que no sólo ha fichado a un futbolista superlativo, sino a un jugador comprometido con unos colores: los madridistas.


This entry was posted on 8/19/2010 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.